
La habitación estaba oscura. No sabía cómo había conseguido encontrarla pero aun así, lo había hecho. Sacó un mechero de su bolsillo y lo enchufó, iluminando así un pequeño radio a su alrededor, y avanzó entre las penumbras. Pronto se topó con lo que buscaba. Bajó la luz del mechero y allí lo encontró: el cuerpo inherte de su prima Chloé. Se arrodilló ante él e intentó reanimarla con todas sus fuerzas, pero nada tuvo éxito. Tenía la certeza de que si permanecía allí mucho tiempo más acabarían pillándola a ella también así que agitó de nuevo el cuerpo de la joven y esta vez pareció que surgió efecto. Con gran esfuerzo fue abriendo los ojos poco a poco y cuando iba a emitir un grito, Evelyn le cubrió apresuradamente la boca.
- Soy yo- susurró atemorizada- tenemos que salir de aquí.
Ayudándose de Evelyn, Chloé consiguió levantarse del suelo y, seguidamente iniciaron la marcha hacia la puerta que se encontraba en la otra parte de la habitación. Cerraron la puerta cautelosamente tras ellas y se dirigieron hacia las escaleras que les llevarían directas a la salida pero, cuando estaban por el primer escalón escuharon ruídos que provenían del piso inferior y pararon en seco. Sabían que por allí no podrían escapar.
No muy lejos de allí, todo un pueblo se movilizaba por encontrar a las dos jóvenes desaparecidas una semana atrás. Familiares y amigos pedían desconsoladamente la vuelta a casa de las chicas por todos los medios de comunicación.
Con una sonrisa siniestra en sus labios apagó el televisor por el cual no paraban de hablar del secuestro que él mismo había efectuado. Todo el mundo lo buscaba, y aunque nadie supiera quien era, por fin todos estaban pendientes de él. Salió de la casa y se dirigió hacía el vehículo que había allí enfrente, no sin antes asegurarse de que la casa quedaba bien sellada.
Aquella misma noche, por uno de los canales más vistos de todo el país, retransmitieron un programa especial con entrevistas a las personas allegadas de las jóvenes. En él se pudo ver el sufrimiento de todos ellos, pero sobre todo el del hermano mayor de una de las chicas, que tuvo que recibir asistencia a mitad de la entrevista porque sufrió un ataque de nervios.
Mientras, las chicas al escuchar la puerta, habían bajado a la otra planta en busca de cualquier salida posible. En lugar de ello, encontraron una pistola. Desesperadas, las jóvenes subieron de nuevo al piso superior y allí, se escondieron a la espera de que su captor volviese de su excursión. No tardaron en escuchar de nuevo la puerta y éste, no tardó en acudir a ver a sus víctimas. Cada una de las jóvenes, sumida por el pánico había vuelto a sus habitaciones.
Evelyn se encontraba recogida en la esquina más alejada de la puerta, que se abrió lentamente. El captor nunca hablaba con ellas, se limitaba a dejarles la comida y marcharse. Pero aquella noche fue diferente.
- Acercate...
La chica permaneció en su rincón. Inmovil.
- ¡Qué te acerques he dicho! - Gritó la voz masculina.
Temblando Evelyn se acercó a través de la oscuridad hací aquel hombre. Éste la cogió con fuerza por los brazos y comenzó a respirar muy cerca de ella, hacíendole sentir un temor que jamás había sentido. Sus piernas empezaron a desfallecer, no tení fuerzas ni para gritar. Pero entonces, chilló, presa del pánico. El desconocido empezó a ordenarle que se callara, pero la joven no lo escuchaba. La cogió de los pelos y la tiró al suelo con fuerza, y la arrastró hacia fuera. Se la llevó arrastras hasta las escaleras donde siguió tirada por el cabelló, bajando uno a uno los escalones, sin parar de gritar de dolor.
En aquel momento se escuchó un tiró seco. Evelyn quedó tendida en mitad de las escaleras y aunque no lo pudo ver escuchó como el cuerpo de aquel hombre caía rodando hacia bajo.
Chloé acudió en su ayuda y la levantó del suelo. Parte del cabello había sido arrancado y tenía moratones y sangre por la cara. Lentamente bajaron las escaleras y pudieron ver allí tendido el cuerpo del secuestrador.
- No te acerques - le pidió Evelyn a Chloé.
Aún así esta parecía no escucharle y levantó la cabeza del desconocido. Súbitamente la soltó y cayó en el suelo, temblando y llorando. Al otro lado de la habitación, Evelyn permanecía quieta, sin entender que pasaba, deseando salir de allí.
Momentos después, la policía se encontraba en la casa así como el forense y diversos especialistas. Los familiares de las jovenes no tardaron en llegar y en encontrarse a sus hijas siendo atendidas por los servicios de urgencias, sumidas en estado de shock.
- ¿Son ustedes los padres de las chicas? - pregunto una policía.
- Sí - respondió el padre de Chloé.
- ¿Pueden acompañarme?
- Pero queremos estar con nuestras hijas...- contestó la madre de Chloé, con una mezcla de esperanza y temor en sus palabras.
- Acompañenme a ver al secuestrador de sus hijas.
Los padres de las chicas cruzaron miradas. La madre de Evelyn se abrazó a su hermana y le cogió la mano a su marido. Allí, tendido en el suelo, cubierto, se encontraba la persona que había sido capaz de arrebatarles a sus hijas de sus vidas. El forense que se encontraba al lado del cuerpo levantó la sábana que lo cubría. La madre de Chloé cayó al suelo y su padre se quedó petrificado.
- ¿Es su hijo? - preguntó el forense.
Nadie supo que responder.
1 comentario:
bueno, tengo que decirte que me ha gustado mucho el relato^^ No me esperaba que al final fuera el hermano de las chicas el secuestrador (porque era él, no?) menudo cerdo...¬¬
describes muy bien las cosas, y creas la tensión que hace que este tipo de historias queden bien^^ el argumento es muy original (es la primera que leo de este estilo...) y en definitiva, que escribes muy bien^^
Espero que recibas muchos más comentarios aparte del mío, porque te los mereces^^
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