jueves, 7 de junio de 2007

TRAS DE MI

Aquella mañana el despertador sonó más tarde de lo habitual y tuve que darme mucha prisa en vestirme y desayunar para poder coger el metro a tiempo, pues aunque faltaban 15 minutos para que saliese, quería llegar a la estación con un poco de tranquilidad para no tener que vomitar el rápido desayuno que había tomado.
Cerré la puerta y me dispuse a partir, y aunque yo no lo vi, ya estaba allí. No se si me esperaba a mí, o realmente no era yo a quien pretendía observar, el caso es que me eligió.

Me puse los cascos del mp3 e inicié mi marcha. Sentía que alguien seguía mis pasos, alguien más pequeño que yo pero que tenía controlados cada uno de mis movimientos o eso era lo que yo noté. Tal vez soy un poco paranoico así que para no dejar a la duda que invadiera mi mente, cada cinco segundos solía echar la vista atrás y ninguna de las veces que lo hice logré ver a nadie, aún así, me sentía observado, perseguido, intimidado...

Giré la esquina con el deseo de que aquel sentimiento desapareciese de mi interior. Estaba claro que nadie iba a secuestrarme a plena luz del día, aunque quién sabe realmente lo que puede suceder. Y una y otra vez volvía a mirar atrás, y nada...empecé a sentirme angustiado. Posiblemente todo aquello era fruto de mi imaginación por haber pasado la noche en vela, estudiando para el examen que iba a realizar esa mañana, si nadie se me llevaba antes...

Por fin llegué a la estación. Eché un último vistazo y de nuevo no vi a nadie. No vi a nadie o si vi a alguien. Conseguí ver a aquel ser que se había pasado todo el camino persiguiéndome: el perro de la quiosquera, al que solía darle comida algunos días y que aquella mañana había decidido escaparse de su dueña.

Quizás soy un poco exagerado, tal vez un rato neurótico, pero con sinceridad, aquella mañana vi violada mi intimidad, perseguido durante todo el camino por un perrito negro que no dejó de observarme ni un minuto, a la espera de que le diera algo de comer o le hiciera alguna carntoña.

2 comentarios:

Cucaracha homicida dijo...

Me temo que tu forma de escribir es auto-complaciente, lo cual no significa que sea mala. El problema es que no piensas en un lector a la hora de aporrear las teclas, hablas como si todo lo que pasa a tu alrededor fuese magnífico y especial y crees que el lector sabrá captar toda esa esencia. Pero no, al menos yo no.
Todos hemos visto Amèlie, a todos nos ha hecho más o menos gracia, pero lo que ya no es tan divertido es ver a hordas de chavales y chavalas que creen que su vida es igualmente especial y única y que todo el mundo debe conocerla. No pretendo ser duro, repito, pretendo ser realista.

Piensa, por lo menos, en escribir algo original y fresco, o de alguna forma distinta que el resto del mundo. No te exijo que escribas otro "Quijote", pero supongo que ya sabrás a lo que me refiero, cojones.

Un saludo.

Xyza dijo...

o.O
Para contestar a cucaracha homicida, sinceramente, no me extraña que la gente se sienta especial, y me parece que es un derecho que todos tenemos. Apuesto que no podrás negar que sueñas en el amor perfecto, en ser heroe de tu propio mundo, en una perfecta versión de ti mismo... Los sueños nunca hicieron nada malo ha nadie. Y por otra parte, porque escrivir, si tienes que escrivir para otros? Tener que depender de la opinion de la humanidad?!?! Agh!! Suicidio!

En cuanto al relato, me ha hecho gracia la paranoia, a mi nunca me ha pasado, cuando camino me fascinan demasiado mis pies... >.< Jeje.
Y bueno, saludos!